Aunque mis manos están vacías es mi corazón lo que intento llenar,
mientras mi alma baila voy despertando mi consciencia.
Me esfuerzo para ser un mejor humano,
crezco junto a mi prójimo,
aprendo con cada fracaso y saboreo mis victorias.
No permito que un sentimiento altere mi estabilidad,
protejo mi bienestar mental e intento cuidar mi entorno.
Trato de dejar a un lado el ego para manosear el hecho de ser una persona compuesta,
entre otras cosas, de errores y fragilidades.
Todos los días me equivoco pero no me frustro,
entiendo que puedo aprender algo de cada situación y que los desaciertos no son una condena.
Valoro los detalles y no escatimo al expresar mi amor hacia mi familia y mis amigos.
No olvido agradecer cada oportunidad para sonreír y coleccionar historias.
El respeto es la clave.
Considero que una de las maravillas del mundo moderno son las acciones silenciando a las palabras. No me apego a los recuerdos porque la mente es frágil.
Mientras siga aquí seguiré vibrando alto.
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