La fe en la humanidad se me va en bocanadas de humo feliz,
y empiezo a hablar de cosas prohibidas como la sonrisa de los poetas.
No necesito entender la vida,
ni sus metáforas,
ni los versos de cartón...
Me alcanza y me sobra con vivirla,
el aire espeso nos obliga a cerrar los ojos y a imaginar un mundo menos peor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario