14 diciembre, 2020

Batalla

 Aunque esta batalla es mía,
es su sonrisa la que llevo como mi bandera
y mi escudo es su voz.

El eco de sus palabras rebota dentro de mi cuerpo 
y uso esa vibración para bailar a lo lejos con su mirada.

Me permite creer que todo estará bien
y que este infierno no es más que un momento que desaparecerá de mi mente,
desvaneciéndose en mi sistema nervioso.

Ansío el final de esta guerra,
que no caigan más cuerpos,
ansío la transformación del estruendoso sonido de las escopetas en ligeros aleteos de pájaros,
que todos encuentren su razón para no morir.


Yo ya encontré la mía.

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