12 junio, 2013

Yo


Soy un ser de luz... una hoja en blanco.


Un ser absorbedor de letras incrustadas en la calle,
de grafitis a medio borrar,
de insultos no dichos,
de adioses obligados a morir en silencio.

Soy un ser de luz inquebrantable,
no se puede hacer daño a alguien que no existe.
Soy... soy ahora yo.


La que se negaba cada noche frente al espejo limpio,
la que escondía la barriga bajo frazadas,
la que sumergía sus lágrimas en pequeñas dosis de México,
la que escondía las pestañas bajo cristales antireflejo.

Ahora soy yo,
la que ocultaba sus hermosos dientes chuecos con una fea mueca matutina,
la que coleccionaba rabietas de ira y llanto sobre el pavimento,
la que escribía y borraba,
la que no era perfecta.

No me niego, no me niego, no me niego.


Ahora soy yo...

Soy todo lo que siempre intenté no ser.
Soy las manos limpias,
los bolsillos vacíos,
las sonrisas de los niños recién nacidos.



Soy los pies descalzos de los mendigos, 
soy el frío de la playa,
el calor de la sierra.


Esa es mi naturaleza: ser todo y a la vez nada.


Eso soy, 
las historias que narraba la calmada voz en off dentro del diario, 
las comillas omitidas,
las ojeras de los drogadictos,
las colillas afuera de los hospitales,
la basura de la calle,
los zapatos rotos,
los sueños no cumplidos.


Soy la esperanza de mis padres,
el ejemplo de mis hermanos,
el coraje de la vida,
la desilusión de Dios,
la muerte de los ángeles,
la tentación del pecado...


Soy lo que no se ha inventado.




Las letras faltantes del abecedario, 
el día extra del trabajador, 
los feriados bancarios, 
la muerte durmiendo, 
soy un aborto de poeta. 

Soy la luz de mi casa, 
lo oscuro de tu alma, 
los besos que no pude darte. 

Soy las cortinas sucias de las casas viejas, 
soy los libros que las librerías no venden, 
soy las cartas que te leen, 
los recuerdos de los viejos, 
el ombligo brotado. 

Soy lo que expresa el rabo de mi perro, 
soy la mala hierba que crece entre el cemento, 
soy yo.


Ahora sí soy yo.

Lienzo

Soy un lienzo en blanco
Dibujo sobre mi piel el pasado para no permitirme olvidar de dónde vengo...
De donde nace mi historia.


Mi lucha va más allá de la aceptación de otro ser humano 
ante una 'sociedad' llena de reglas de plástico. 

Tengo tanta fe en la humanidad que aún tengo la esperanza de poder, 
como seres humanos conscientes, 
aceptarnos a nosotros mismos, 
nuestros errores, 
virtudes, 
fracasos, 
caídas y sonrisas... y no a alguien más.


Ese sentimiento de superioridad nos lleva a juzgar,
tachar,
omitir,
discriminar,
a un ser que está a nuestro nivel.

Escribo sobre mi piel lo que me ha pasado para no olvidar que también he caído y me he levantado...
Para poder caminar con la frente en alto,
llevando mi historia con orgullo... porque soy humano.


Desde el inicio hemos jugado a ser más de lo que somos, 
soñamos con tener más poder del que podemos controlar, 
con ser mejores que todos los que nos rodean. 
Algunos mueren en el intento (o su orgullo, en el mejor de los casos), 
otros logran sonreír con humildad a tiempo...



Hay ciertas cosas que uno no debe permitirse, y olvidar es una de ellas.


Aires buenos



Malgasto mis días entre falsas sonrisas provocadas por el fuego, 
entre botellas con genios atrapados y libros viejos. 
Malgasto mis horas respirando energía y exhalando sangre.

Buenos aires es tan triste contigo allá.
Paso a paso reinvento cada ciudad, 
recorro cada pueblo, cada idea… 
Juego a las escondidas con los sueños olvidados de mis padres.

No he podido dejar de ver la cascada de leche que fluye de la mesa hacia el piso, 
la quinta vida del gato ha desaparecido gracias a las fuertes voces y las buenas palabras. 
Un terrible silencio invade mis oídos y me hace sentir que voy a explotar, 
aún quedan platos enteros regados por la sala… 
esta vez no tuvo ganador la batalla. 

Ya no logro escuchar la sirena a lo lejos, 
y aunque trato no puedo controlar el movimiento de mis manos. 
No queda nadie, 
no queda nada.