27 junio, 2019

Oración de un pecador

Gracias, por la vida y la muerte.
Gracias por la oportunidad de escuchar cada día mentiras y verdades para discernirlas y actuar.
Estoy aquí para liberarme de todo pecado heredado y de todo acto constante de inconsciencia ejecutado por mí.
He venido con un saco repleto de palabras a plasmar mi verdad, mi historia y tu perdón; palabras que se han querido atascar en lo más oscuro de mi inconsciente aferrándose con sus garras al absurdo miedo de ser pronunciadas en voz alta.
Yo hoy las arranco de mí, las pronuncio en tonos altos y las escupo sobre los restos.
No espero limpiar mis errores a través de un escrito precario, la razón me impide hacerme de la vista gorda para continuar con esta farsa; debo conseguir el alivio de una u otra forma.

Debo alejarme del circo.
No hago más que evitar cada piedra para no seguir lastimando, me.
Lastimando, nos.
Lastimando.

No necesito más pecados disfrazados de situaciones sociales básicas anheladas,
no necesito ningún compromiso más fuerte que el mío conmigo misma.

Soy tu imagen y semejanza; soy verdad y fuerza.

Mírame.
Reconóceme.

Soy la hija parida por tu consciencia y verdad, que espera ansiosa algún día tropezar con la efímera sensación de tranquilidad definitiva. Vengo de ti.
Pido de rodillas me acojas entre tus pensamientos, pido me permitas tener la fuerza de voluntad necesaria para continuar; no permitas que abandone cobardemente esta batalla que me está matando. Déjame sentir que lo intenté hasta el final.

Gracias por la sensación de felicidad y amor; gracias también por el dolor y el sufrimiento... Gracias a ellos no confío en lo que siento, sino en lo que demuestro.

Padre, Madre... Déjame confiar en mí.
Concédeme el placer de actuar bajo mis propios instintos sin herir a mis hermanos, permíteme construir con mis manos lo que he destruido con constancia en mi mente.
No me dejes redundar entre verdades a medias y conflictos falsos, no me des tu bendición si en algún momento vuelvo a mentir sobre el amor.

Equilibrio

Basándome en el gran misterio de la vida para mí no hay nada más bonito que cuestionarse todo.
La verdad completa nos abraza cada noche y al mismo tiempo nos desconoce durante el amanecer.

Entre letras y sonidos podríamos hallar el equilibrio.

Durante mi batalla torpemente esquivé frases motivacionales predeterminadas
y desayuné duras realidades alternas... así logré encontrar mi equilibrio.
Aprendí a convivir con mis demonios y fantasmas;
disfrutamos largas noches de diversión mental.

No hay nada que no pueda hacer o creer desde mi punto de vista sobre el equilibrio.
Es como tener en la misma balanza esperanza y muerte.

Cuando estoy en tormenta, ansío la paz;
cuando tengo tranquilidad me preparo lentamente para el caos,
y aún creyendo que tengo claro todo,
se me complica verbalizar mi realidad y materializar mi presente.

El equilibrio esconde la verdad.