16 enero, 2012

Secreto


Tres meses tardé en escribir el poema perfecto que hable de nuestro amor,
pero la perfección es algo que tambalea cuando te miro.

Hoy te daré todos los besos que no he podido,
hoy te abrazaré tanto que mis brazos se quedarán para siempre en tu espalda.
Hoy.

Me encantaría poder abrazarte tan fuerte que tu vida se quede adherida en mi vestido.

Antes iba por la vida arrancando suspiros para inhalarlos,
me alimentaba con gotas del mar.
Pasaron tres años cuando caí en el abismo del amor y casi muero.

Ella sopló la última vela de su torta y después de eso nadie más supo nada de ella.
¨Es malo ser malo y es peor ser bueno¨... fue lo último que le escucharon decir.
Quizá nos falto un par de palabras para darle ánimos.

Mientras los monstruos tengan nombre y apellido, sabremos a quienes culpar: el día en que sean anónimos no podremos confiar en nadie.

Tiempo después entre tanta mierda, mis mentiras se convirtieron en una realidad.
El cuco me persigue y el amor trata de tocarme.
Corro y no dejo que me alcancen.

He mirado a los ojos a miles de personas y nadie me hace entender las cosas como tú.
Tantas palabras que no sé cual pronunciar.
¿Qué estaría dispuesta a hacer si todo lo que amo está en peligro?
Todo, grité, y no era necesario gritar.

Extraño lo maravilloso que es el sonido del silencio.

No dependo de nada ni de nadie, incluso a veces ni de mí.
Estas ganas casi incontrolables de correr hacia ti y matarte a besos me hace escribir frases incompletas, llenas de desorden.

Mientras el mundo da vueltas, yo me siento aquí a cantarte un poema a lo lejos.
No sé cuánto te extraño realmente, hasta que veo tus ojos.

De hecho, debo dejar de suponer que los demás entienden algo de lo que digo.
A veces, sólo a veces, romper las reglas para reventar a besos a tu amor imposible es lo correcto.

Todo fue tan rápido, que al sacar la almohada de su cara: ya era tarde...
Miles de palabras sin sentido rodaban desde su boca y manchaban mis manos.